Valores e Integración, porque todos tenemos un talento.

Porque todos tenemos algo especial que ofrecer. Un Campamento fomenta los valores e integración, consciente de la necesidad y la importancia de los mismos como guía para el comportamiento diario. Lo tuvimos claro desde el principio. Ese campamento que empezaba a germinar en nuestras cabezas, allá por los principios del milenio, tenía que ser de integración. Que entre nuestros campers siempre hubiese chicos y chicas con capacidades diferentes.

En nuestro camino en busca de consolidarnos como un campamento con esa bandera solidaria, hemos recibido la ayuda de muchas personas ejemplares, personas desconocidas para el gran público y que tienen experiencias vitales que serían dignas de un buen libro o de ser llevadas a la gran pantalla. Sus vivencias y sus consejos nos han servido para ir mejorando año tras año. También hemos contactado con diferentes instituciones que han querido aportar su granito de arena en esta causa tan justa.

Momento culminante fue en el que presentamos a la Fundación Real Madrid nuestro proyecto…o, mejor dicho, nuestra realidad, y decidieron implicarse a través de su Fundación. Sí, desde hace ya muchos veranos, la Fundación Real Madrid se encarga de organizar nuestros cursos de fútbol con su personal, con sus entrenadores. Pero además de mejorar la práctica del “deporte rey”, impregna a todos los campers de esos valores que pasea por el mundo: la integración, la superación, la solidaridad, el esfuerzo. Es todo un referente universal utilizando el deporte como excelente conductor de valores. Realmente nos consideramos unos privilegiados de que una institución de tantísimo prestigio a nivel mundial nos acompañe verano tras verano y ayude a fomentar los valores e integración.

Ahora, con la perspectiva que da estos más de quince años de Sotogrande Camps, nos sentimos muy orgullosos de cómo la integración se ha ido consolidando como una de nuestras señas de identidad. Nos sentimos muy orgullosos de que verano tras verano, decenas y decenas de niños y jóvenes venidos de todas partes del mundo, se conviertan en una gran familia donde todos son iguales, donde fluye la armonía y la solidaridad para ayudar a llegar a aquel que no puede, donde siempre hay una mano amiga acompañada de una sonrisa. Nos sentimos tristes, pero igualmente orgullosos, cuando llega el momento de la despedida y esas sonrisas se transforman en lágrimas; lágrimas por la separación, lágrimas porque esa gran familia, donde nadie ha sido diferente, de repente se rompe. Y atrás quedan unas semanas que desde ese momento se convierten en inolvidables. Para ellos y para nosotros.