Golf Sotogrande Camps

Creciendo juntos y fomentando la pasión por el golf.

Hace unos días nos encontramos en Sotogrande a un antiguo alumno. Decimos antiguo porque vino a uno de nuestros primeros Camps, allá por 2005. Llegó con apenas ocho años; y venía a nuestro Camp arrastrado por su pasión por el fútbol, por participar en aquellos cursos que dirigía Rafa Martín-Vázquez, el ídolo de su papá. Recordamos perfectamente sus facciones de entonces, su cara tan simpática, siempre lleno de alegría. Aquel año estuvo tres semanas con nosotros y en la última, en el día de intercambio de deportes, se animó con un amigo a hacer un día de golf. “¿Qué tendría de especial eso del palito y una bola tan pequeña?”. Recordamos como si fuera ayer como Juan Quirós, director del golf por aquel entonces, nos dijo…”¡¡¡Qué facilidad tiene ese chaval… no me puedo creer que nunca hubiera dado bolas en su vida!!!”. Al año siguiente volvió al Camp; y al siguiente del siguiente. Hasta que cumplió los 13 años no dejó de venir a visitarnos verano tras verano; y le seguía gustando el fútbol… pero se apuntaba a los cursos de golf.

El caso es que nos ha hecho mucha ilusión reencontrarnos con él años después. A pesar de que 21 años le contemplan, sigue conservando en su rostro esa simpatía de antaño. Lógicamente, y con el cariño y confianza que nos dieron esos intensos cuatro Camps, le pedimos que nos contase, así, a rasgos generales, sus devenires. Y, con esa ilusión tan suya, nos habló de que está a punto de acabar la carrera, que ha tenido novia… pero ya no la tiene, que sigue viendo a tres o a cuatro que conoció en los veranos de Sotogrande Camps… y que sigue apasionado con el golf. Ahí si le pedimos que entrase en detalles, que nos contase en que se había convertido aquel niño que cogió un palo de casualidad tres días antes de acabar un campamento… Pues resulta que es hándicap 1,4 (para los que no entiendan de golf, ese hándicap se corresponde con un nivel de juego al que sólo llegan unos pocos elegidos), que está compitiendo con el equipo de su club, y que el golf le hace muy muy feliz. Eso sí, se ponía un poco lastimero pensando que en un futuro casi inmediato ya no podrá jugar con tanta asiduidad.

Casi una hora estuvimos con él; una hora intensa, de un continuo ir al pasado y volver, de asumir que la vida son instantes, es un suspiro, que, como dice el bolero “veinte años no es nada”, que Sotogrande Camps nació hace 16 veranos y parece que fue ayer… y que ese niño tan risueño se ha convertido en un joven alegre, sano, responsable, deportista, apasionado del golf, positivo… y todo eso nos llena de un orgullo difícil de describir.